Visto en El Periódico.
No hay muchas teorías que pongan énfasis en las relaciones humanas, en los sentimientos. Aunque algunos sitúan sus pilares en la filosofía anglosajona del XVIII, la sociedad del cuidado (care) reverdece en Estados Unidos en los años 60. Allí es donde más tarde, en 1982, la psicóloga Carol Gilligan, primera profesora de estudios de género de la Universidad de Harvard, ata dos cabos: el feminismo y la ética del cuidado, que contrapone a la ética de la justicia.
La filosofía general del care vuelve ahora a la política europea, en pleno recorte del Estado del bienestar, de la mano de la líder de los socialistas franceses, Martine Aubry. La sociedad propuesta en esta teoría del siglo pasado es una sociedad de personas responsables, conectadas entre sí, que combinan la preocupación por uno mismo con la preocupación por los otros.
Las mujeres y el papel social que desempeñan tienen mucho peso en la filosofía del cuidado. En sus estudios, Gilligan constata: «Las mujeres privilegian los vínculos con los demás, las responsabilidades en el cuidado por encima del cumplimiento abstracto de los deberes». Pero la escritora y profesora cuestiona «la existencia de una ética para lo público (la justicia) y otra para lo privado (el cuidado)».